Hace unos meses en este blog hablamos de los platos más controvertidos de nuestra gastronomía. Entre ellos se encontraba un clásico entre los clásicos: la tortilla de patatas. En el post contábamos que el mundo se divide entre dos clases de personas: las que le echan cebolla y las que no. Pero hoy queremos ir un paso más allá y añadir un punto más de controversia: ¿Os gusta muy hecha, jugosa pero no cruda o con el huevo líquido? Todas las opciones son correctas y por eso vamos a contaros los trucos para conseguir vuestro punto perfecto.

 

Si sois de los que os gusta jugosa pero no cruda, tenemos el truco definitivo. Es un consejo infalible para aquellos que no hayáis hecho muchas tortillas antes o para aquellos que no consigáis el punto de cuajado justo.  Si eres de los que lo intenta, pero o te queda seca o más cruda de lo que puedes comer, toma nota: el truco está en el fuego. Si, lo has oído bien. Con más o menos minutos en el fuego, cuajaremos el huevo a nuestro gusto.

 

Vamos a explicarlo bien paso a paso. Estamos en el punto de la receta en el que tienes la mezcla de patatas y huevo ya en un bol, con las patatas ya fritas y el huevo batido. En este momento, debemos echar un chorrito de aceite en una sartén antiadherente a fuego medio. Cuando el aceite esté caliente, añadimos la mezcla de patatas y huevo. Con una espátula vamos redondeando la mezcla en la sartén para que la tortilla quede redonda y homogénea. Cuando notemos que se ha cuajado la parte de abajo, debemos dar la vuelta a la tortilla con un plato o una tapa lisa. Volvemos a echar la tortilla a la sartén por el lado opuesto y seguimos redondeando para darle forma también al otro lado.

 

Y aquí es donde entra el truco: a los pocos segundos de darle la vuelta a la tortilla debemos apagar el fuego y dejar que la tortilla se acabe de hacer solo con el calor que quede en la sartén. De esta manera, evitarás que la tortilla se queme y también que te quede muy seca consiguiendo el punto justo de cuajado.

 

Si sois de los que la preferís muy hecha o cruda, también os vamos a contar el truco para conseguirla a vuestro gusto: Si la quieres bien hecha, baja el fuego (sin apagarlo) y deja que se cuaje lentamente por dentro sin que se queme por fuera. Si por el contrario la prefieres poco hecha, el truco está en echar la mezcla de pata y huevo a la sartén con el fuego fuerte hasta que quede dorada por fuera, pero cruda por dentro.

 

Como veis, el truco está en el fuego. Jugar con los minutos, con la potencia o incluso con dejar la tortilla en la sartén con el fuego apagado será clave para conseguir vuestro punto justo. Porqué a vosotros… ¿Cómo os gusta la tortilla? 😊

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