La paella, aparte de ser uno de los platos más típicos de nuestra gastronomía y probablemente el más conocido fuera de nuestras fronteras, también trae consigo toda una serie de detalles que no podemos pasar por alto si queremos ser unos expertos en este delicioso manjar. Por todos es sabido que hablar de paella es hablar de dieta mediterránea. Su perfecta combinación de ingredientes naturales y su preparación así lo certifican. Pero antes de todo, debemos hablar con propiedad y conocer todo el vocabulario que rodea este plato. Aquí va una guía de buenas prácticas lingüísticas:






  • Socarrat: también conocido como “torraet” es la parte que queda al fondo y que, generalmente, se queda pegado a la sartén – o paellera -. Se trata de una capa crujiente y más oscura de sabor más intenso, que se obtiene rascando la base de la paella. El socarrat aparece en los momentos finales de cocción cuando, para conseguir el resultado idóneo, subimos la temperatura del fuego progresivamente. Eso sí, ¡con cuidado!, que del socarrat al cremat hay una línea muy fina.






  • Melosidad: Es ese punto a mitad de camino entre un arroz seco y uno caldoso.  Según los expertos, una buena paella es aquella que tiene una textura untuosa pero no queda ni muy seca ni muy líquida.






  • Escalfado: El secreto de una buena paella es que el arroz no te quede apelmazado. Vaya, que no se te pase. Hay pocas cosas que molesten más a los amantes de este plato que llevarse a la boca un arroz escalfado (pasado).






  • Azafrán:  Es una especia muy nombrada por los paellófilos pero de manera inexacta. A menudo, cuando hablan de azafrán se refieren al colorante alimentario, ese que tiñe de color ambarino anaranjado las paellas.






  • Arroz Bomba: todos sabemos que hay infinitas variedades de arroz, pero para preparar una buena paella nada como el arroz de tipo de grano medio. Destacan los D.O de Valencia y sus tres principales variedades: Senia, Bomba i Albufera. Entre ellos, el Bomba es el preferido para elaborar este plato. ¿Por qué? Su principal característica es que aguanta mejor la cocción que las otras variedades y por lo tanto cuesta más que se pase.





Definiendo todos estos términos nos damos cuenta que la paella no es un plato más. Comer paella va más allá de “saciar el hambre”. Se trata de una antigua costumbre, heredada generación tras generación, que pretende sentar en la mesa a familias y amigos dispuestos a pasar un buen rato. Es un evento social, generalmente de los domingos, que sigue estando asociado a la celebración. Así que, si quieres darte un homenaje, nuestra amplia carta de paellas y arroces te está esperando en ¡Gustos!

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